Debemos comenzar por ejemplo, y eso es lo que falla en multitud de familias.
Si queremos que nuestro hijo hable con respeto a otra persona, ¿por qué nosotros hablamos a las personas que nos rodean de forma irrespetuosa?
¡NO PODEMOS EXIGIR SI NOSOTROS NO ESTAMOS DISPUESTOS A HACER!
Con esto quiero decir que será inútil decirles a nuestros hijos cada día qué es bueno y que es malo, debemos proponerles interrogantes que les hagan reflexionar y desarrollar su imaginación, al tiempo que descubren cuáles son los aspectos y comportamientos que quieren desarrollar y quieren que los demás adopten con ellos y cuáles son las formas incorrectas que deben evitar.
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